Mi madre, ya lo dije, es mujer de fuertes convicciones. Ella cree, entre otras cosas, que nada que realmente valga la pena se logra sin esfuerzo, y que lo que cuesta conseguir se aprecia y se valora mucho más. No estoy muy de acuerdo, pero son puntos de vista distintos, respetables.
En la época de colegio, exigía buenas notas.
Cuando me sacaba un 7 (un siete!!!), su comentario era ¿porqué no un 8?
Sin esmerarme demasiado, venía con un 8…. ¿Y porqué no un 9??
Podía traer un 9…y entonces su comentario era, muy bien…pero ¿porqué no un 10???… Finalmente cuando llegaba el 10 decía: no veo porqué haya que felicitarte, si es tu obligación!.
Hacía poco que había aterrizado en el colegio nuevo, y estábamos por viajar a Bariloche para las vacaciones de invierno, primer contacto con la nieve!
Mi madre, fiel a sus preceptos, dijo: el que se saca una mala nota (menos de 7) se queda en penitencia, sin viaje…. Menos de 7!!!!
No sé si por confiada o por esas cosas de la vida, justo esa vez, me saqué un 5 ó 6, algo así, pero no menos que eso, en una prueba de mitad de año. Y como lo de dejarnos sin viaje era una excusa más para que nuestro esfuerzo fuera mayor, decidió cambiar la penitencia: iba a Bariloche, pero en vez, tenía que comer durante 20 días una mandarina por día.
No era que comer mandarina significara que me quedaba sin un postre más rico para mi, torta, helado, flan o lo que fuera. Era el peor castigo: no me gustaban las mandarinas, ni siquiera olerlas. Las odiaba… Realmente, era el peor castigo.
Volviendo de Bariloche, empezó el calvario. Durante 20 días, marcados en el almanaque de la cocina, tuve que tragarme a la fuerza una mandarina, todos los días. No importaba que estuviera una hora sentada para poder comerla, no importaban las arcadas, los ruegos de las amigas de mi madre a las que les daba pena, los ruegos míos, los llantos, nada la conmovía. 20 días, ni uno más ni uno menos.
Nunca entendí el tenor de esa penitencia. No sé si habrá querido demostrar que la letra, con sangre entra… si habrá pensado que para mi era una buena manera de encontrarle el gusto a las mandarinas. Hoy, cuando hablamos de aquello, se ríe.
Con el tiempo aprendí que cada uno hace lo que puede, con lo que trae de su propia vida, y supongo que habrá sido con la mejor intención, aunque me haya parecido un tanto ¿sádico?
Como resultado directo, jamás volví a comer una mandarina en mi vida, y ni siquiera compré una de muestra para los monstruos. Por suerte, no son solo hijos míos, sino hijos e hija de la vida, y gracias a que su mundo excede al mío, han llegado a conocerlas. Me ha pasado, abrir la heladera y verlas ahí, muy orondas, haciéndome burla.
También, a partir de eso, tuve bastante cuidado a la hora de decidir alguna penitencia para los monstruos, y casi no hubo, quizás fue hablar más y retar menos.
Siempre me quedó una duda: ¿sirven las penitencias? Fuera de la perspectiva religiosa, confesión-penitencia-perdón… o como sociedad, con las condenas y las multas ($3200 por semáforo en rojo … finalmente la letra con sangre debería entrar!) … como padres o como hijos, ¿les sirvieron? ¿Hubo algún cambio…¿o corrección? a partir de una penitencia?
33 comentarios
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agosto 12, 2009 a 11:19 am
Solitaria
Yo estoy en la etapa de empezar a experimentar con las penitencias, porque mi gordita realmente necesita una «apretada» de tuercas. Y no te imaginás como me cuesta!
agosto 12, 2009 a 12:04 pm
Maria
Ana…la verdad es que sí, se lee sádico y también es cierto, que muchos de nostros, con los años y siendo padres, comprendemos que los nuestros, todo lo que hicieron por y con nosotros, fue siempre pensando en que era lo mejor.
Un par de anécdotas:
1) Mi monstruo pequeño tendría uos 5/6 años y había covertido su boca en una cloaca. Bajo la amenaza de que le lavaría la boca con jabón, siguío con su mal vocabulario. Le llegué a lavar la boca tres veces y no había caso. La cuarta, previa advertencia, le metí una puntita del jabón en la boca. Cuando sale del baño exclama ¡MMM QUE RICO ES EL JABON!
Digamos que ya en la segunda, debí cambiar de estrategia.
2) El mayor no quiere estudiar. Está en 9no. y tiene que levantar seis materias con un ocho en cada trimestre. Primero le dije que si le iba mal en el colegio, no había viaje de egresados, a lo que respondío que le hacía un favor (realmente, no quiere ir) entonces por otros motivos, con el padre comenzamos a pagar su viaje para el años que viene. A cambio, la penitencia es que no firmaré ningún poder, para que a partir de su cumpleaños, pueda sacar el carnet de conducir. Ardió Troya, igual no estudia.
Yo no bajaré la guardia, pero es evidente que no siempre sirven las penitencias. Depende cuand dolorosa sea, depende el chico y quien la imponga.
En su caso, el peor castigo, será estudiar en verano.
Mis penitencias de niña, generalmente eran la prohibición de alguna salida, pero el orgullo me pudo siempre y preferi no salir a cumplir con las reglas impuestas.
de todos modos, no hay ningna que recuerde en especial. Será porque no me daba demasiados motivos para que me castigaran ¿?
Beso!
Saludos a tu madre!!
Un aparato!
agosto 12, 2009 a 12:07 pm
Maria
Perdón por los errores de tipeo!!
agosto 12, 2009 a 1:07 pm
Patricia
FUE DEMASIADO DURA TU MADRE. No hubo relación entre crimen y castigo. No hubo crimen alguno pero si hubo un castigo demasiado severo y totalmente fuera de contexto. Entiendo que nuestros padres hicieron lo que pudieron y nosotros hacemos lo mismo, pero …. hay cosas y cosas para hacer y hay que pensar muy bien las penitencias y sus consecuencias.
No me acuerdo penitencias de mis padres.
Sí recuerdo que a mis hijos siempre les gustó traer a sus amiguitos a casa y una vez me pintaron todo el parquet del living, cuartos, comedor, etc. etc. con crayones multicolores.
Mi penitencia: no traer durante un mes amigos a casa hasta que aprendieran a cuidarla; no obstante ellos podían ir a casa de sus amigos (que era lo que detestaban).
Gracias por compartir tus vivencias
agosto 12, 2009 a 2:31 pm
vir
me pareció durísima la penitencia!
no podría, de hecho me ha costado siempre muchísimo poner penitencias porque creo que se hace muy difícil sostenerlas.
toda mi infancia y adolescencia las padecí y de sólo pensar en ellas me hace terriblemente mal.
creo que el diálogo es mucho más fructífero así como el aprender de los errores, nuestros y de los demás, y mirar siempre para adelante aceptando la diferencia.
beso
agosto 12, 2009 a 2:35 pm
Patricia
Sorry …. me olvidé de comentar que creo que las penitencias sirven cuando se piensan con criterio y responsabilidad y en la medida que se hagan cumplir.
agosto 12, 2009 a 2:45 pm
Shirubana
De acuerdo con Patricia: demasiado castigo para algo que ni siquiera fue un crimen.
Respecto de los castigos, el único que recuerdo fue no salir por un mes los sábados (ni siquiera a la tarde) por haberme escapado un sábado a la noche después de que mis padres me dijeran que no podía salir. La consecuencia fue redescubrir mi casa en la paz del sábado y del sol. Fue una penitencia placentera.
Por otro lado, respecto de comer lo que no te gustaba, entiendo que a veces los chicos se empecinan en no comer muchas cosas y hay que hacer lo posible para que incorporen una dieta lo más variada posible. Pero si era algo que verdaderamente no te gustaba, ya más que castigo fue tortura.
En mi casa no podía dejar nada en el plato; existía la obligación directa de terminar toda la comida. Muchas veces no daba más y tenía que seguir comiendo. Un buen día fui a cenar a lo de una tía (yo tendría once años) y cuando vio que me demoraba me dijo que si quería dejara lo que faltaba. Fue un alivio tan inmenso que siempre lo recuerdo y, cada tanto, se lo cuento agradecida.
Muy lindo el post.
Un beso.
agosto 12, 2009 a 2:47 pm
Ana
Yo creo que lo que sirven son los límites, y los límites se marcan hablando mucho, con paciencia y tolerancia.
Quizá me equivoque y cuando me llegue el momento deba aplicar aguna penitencia… pero intentaré por todos los medios no hacer algo del estilo!
agosto 12, 2009 a 3:29 pm
Gla
Yo no creo en las penitencias…esas que realmente lo son proque se ponen cuando la macana ya está hecha…Sí me parece que hay chicos que necesitan más límites que otros. En esos casos sí me parecen adecuadas ciertas advertencias. Esas tipo que «Si no ordenás tu cuarto no ves tele». Porque dan la opción, dejan elegir…Y si elijo no ordenar me banco la «penitencia». pero no al revés, que porque está desordenado te quedaste sin tu programa favorito. porque ya está hecho y no da tiempo a remediarlo…Por mi lado me ha tocado en suerte una hija que no necesita demasiado de eso, será que de tanto hablarle algo entendió. Sabe y tiene claro que jamás merecerá una penitencia aquello que haya intentado hacer de la mejor manera posible, a pesar de que su resultado no lo demuestre.
agosto 12, 2009 a 3:36 pm
La candorosa
Hoy con Candorito, ante alguna macana que se manda, simplemente hablamos al respecto, y según la dimensión de la misma, puede perder por un breve período, algún beneficio: ver dibus o jugar con la compu…
Nada del otro mundo.
De todos modos, quiero creer que usté en su adultez, si hizo terapia, su madre la pagó… ¿verdad?
Saludos!!
agosto 12, 2009 a 3:42 pm
anavril
para mi las penitencias sirven…pero hay que pensarlas bien.
Yo no recuerdo grandes cosas, sólo que me prohibian la tele por un día…pero nada grave… es que nunca llegaban a darme ese castigo, porque con la mirada de advertencia de mi madre me frenaba antes de terminar de hacer la cagada….me explico????
agosto 12, 2009 a 4:06 pm
Ivy's
Ok, tampoco es que te hizo comer una asquerocidad como el kiwi… Ajajaja! 😛
Nuestras penitencias (somos cuatro hermanos, 5 años entre la última y yo, los varones en el medio), las que yo me acuerdo: ponernos de rodillas en un rincón. No más de media hora porque jurabamos y perjurábamos que no lo íbamos a hacer más, que nuestra madre nos dejaba ir porque le taladrábamos los oídos! Jaja!.
Las típicas: no salís a la casa de tus amigos, no ves la tele, o lavas el baño! Yo odio lavar el baño, pero no por las penitencias che! Jaaja! Aparte que si hay que lavarlo, lo lavo. 😛
Eso es lo que me acuerdo. Pero muy pocos recuerdos, ahora porque me hiciste pensar, pero si no, ni ahí….
Eso si, la única vez que mi mamá me dió un cachetazo bien dado fue cuando le contesté mal, tendría como 10 años. NUNCA MAS. Antes de contestar lo pensaba 10 veces! Jaja! 😉
Con mi Retoñor hablo mucho, pero si no, él sabe que la tele, la play station, y el celular peligran si me trae malas notas, se hace el loco, o me contesta….
Algunos dirán que es extorsión, yo le llamo NEGOCIACIÓN.
Las penitencias surten efecto cuando se entienden… No sé si me explico. Acción y reacción, causa y efecto… Libertades y consecuencias.
Aunque soy de la filosofía que un buen castañazo a tiempo, evita muchas lágrimas en el futuro…. Lamentablemente he visto a los hijos de mis amigas terminar mal por el solo hecho de que sus padres pensaban: Dejalo, es una etapa…..
Uy, me fui de mambo! ¡Ees que me entusuiasmás y no mido! Jajaja! 😛
Besotes!!
P/D: Yo AMO las mandarinas… Jejeje 😉
agosto 12, 2009 a 5:46 pm
dondelohabredejado
Fue fuertecita la penitencia, eh! Me suena muy sádico, de verdad.
Yo no creo que las penitencias sirvan de mucho. Sí creo en las medidas educativas, en la comunicación, en dar una nueva oportunidad.
Y en todo caso, ante faltas graves, me parece oportuno que no se premie para que el chico sepa que de algún modo los premios se ganan. Pero los castigos sólo producen dolor.
Supongo que los padres hacen lo que pueden, claro.
Y entiendo que no puedas ver una mandarina ni en figuritas!!!
Un abracito.
agosto 12, 2009 a 5:55 pm
milenius
Hola. Creo, como dice Ana, que lo que sirven son los límites. No es fácil, y hay que empezar desde muuuuuy chiquitos. Si no querés que hagan algo, desde el vamos es No. Y el no hay que mantenerlo, a costa de lo que sea, y explicar, y volver a explicar y (por las dudas) volver a explicar. No recuerdo haber puesto una penitencia muy importante, pero sí fui bastante firme con los límites (y reconozco que fui bastante gritona). Creo que si no, la cosa me hubiera sobrepasado. Con el más chico, que fue el más bravo, cuando la cosa se ponía densa densa, a bañarse. No como castigo, pero como para cerrar el círculo capricho-llanto-más capricho-más llanto. El baño lo relajaba y podíamos hablar después. Cuando fueron más grandes, la cosa era «no te subas ahí porque te podés caer». Si lo hacían, el comentario era «si te caés, te acompaño al hospital, te consuelo, te doy los remedios. Pero a mí no me va a doler, el que la va a pasar mal sos vos». Y así, más o menos con todo. De adolescentes, más o menos con la misma técnica, la cosa fue lo mismo. Si no estudiás, te jorobás vos, yo no voy a ir a rendir. Y la verdad, no me hice cargo de sus errores ni de sus notas ni de sus faltas. Supongo que lo que hay que enseñar es a tener responsabilidades sobre ellos mismos y sobre lo que hacen-deben hacer; que lo que deciden hacer tiene consecuencias, y a veces son un plomazo. Igual, cada pibe es como la humanidad entera de tanto que cuesta criarlos más o menos bien… Una ya tiene el cielo ganado, jajaja.
Beso.
agosto 12, 2009 a 7:07 pm
oti
Yo no recuerdo ninguna penitencia EN MI VIDA… tambien, Papá me miraba con su mirada «laser» y ahi, chan. Ya estaba. Mi vieja, me agarraba con la culpa…. me pone taaaaan mal que hagas esas cosas….. estoy taaaaan triste por tu culpa…. mi grandisima CULPA: Era mas buena que Lassie atada, frisando muy cerquita lo boluda.
Yo a mis hijos nunca les puse penitencias, porque, realmente, creo que es mejor prevenir que curar, y hablar que «penitenciar». Y salieron buenos.
Asi que me declaro inutil totalmente en el arte de las penitencias!!!
agosto 12, 2009 a 8:31 pm
Any
Jajajaja, me mató la penitencia de las mandarinas! Por lo menos no te quedaste sin viaje, mi vieja hubiera sido irreductible en ese punto!
No sé cuanto sirven las penitencias, creo mas bien que hay que a los chicos hay que marcarles bien los límites, cosa que no debe ser fácil.
Lo que si creo es que si te decidís por aplicar una penitencia tenés que cumplir con tu palabra porque sino … fuiste. No podés vivir amenazandolos con esto o lo otro y después no cumplirlo porque te toman el tiempo y hacen lo que quieren jajajaj
Y como que no te gustan las mandarinas? Con los ricas que son! jajajaj
un beso
agosto 12, 2009 a 10:00 pm
pat
Para mí las penitencias no sirven para nada. Son venganzas y abusos de poder de los padres. Yo como madre, las impuse un par de veces y me sentí mucho peor que los que tenían que cumplirlas. mis hijos salieron buenísimos.
Creo que tu mamá se zarpó con lo de las mandarinas. Me suena muy sádico.
Mis viejos eran mas del estilo cachetazo a tiempo.
Besos
agosto 13, 2009 a 9:30 am
Stella
Mmmm, a mi me parece que a veces, en el fervor de sacarlos «buenos», cometemos el error de poner una penitencia imposible de cumplir, como la de no ir a Bariloche, por ejemplo. Llegado el momento, nos damos cuenta de que metimos la pata, pero ya es tarde, entonces conmutamos la penitencia por algo mas «cumplible». Desde ya, creo que la penitencia tiene que tener relación con la macana. Obligar a un niño a comer por la fuerza algo que no le gusta, es tortuoso.
Mis hijos se mandan macanas y les pongo penitencias. Es la única manera de poner un límite que yo encontré. Las cosas se hablan, una, dos veces. Si no resulta, viene la penitencia. En general les quito algo que a ellos les guste. La pc, la play o algo de eso. En general, a mi me da resultado.
Besoos, sin cítricos! ajajaja
agosto 13, 2009 a 11:44 am
El Cíclope Catódico
Disculpe que le diga, pero su madre estuvo mal. Eso es sadismo sin mas… si hubiese sido que coma una fruta porque usted no comia fruta seria otro cantar…
mi madre tenia otros metodos… disculpe que no los revele… pero ya sabe usted, son agua para mi molino (si quiere le prometo lo proximo sobre ese tema).
El castigo fisico, en la mayoria de los casos, creo que no sirve… salvo que sea muy de vez en cuando… que salga de lo comun… entonces uno entiende que se zarpo y por otra parte, genera culpa el hecho de que te hayan pegado porque quiere decir que lo sacaste, en especial si ves que el progenitor sufre al hacerlo.
Pero castigo fisico todo el tiempo, se vuelve comun y no funciona: Tenia unos amigos que eran piel de judas y el padre llego, frente a mis ojos, a tirarles medio ladrillo y no «de mentiriras para errarle y que se asuste». Vi que era en serio y que, por suerte, le erro. Pero no cambiaban su actitud.
El castigo mental, en su justa medida… la tortura psicologica se paga tarde o temprano.
Eso de «hablar» creo que esta muy bien si ya son mayorcitos… pero en principio creo que el niño necesita algo mas pavloviano. En realidad hay que ver que es «charlar sobre el asunto» porque si el pibe no te respeta… bueno… lean las entradas de «los malcriados»
Igualmente, es toda una cuestion si generar o no traumas en los hijos. Yo no tengo muchos traumas y a veces, me hubiese gustado tenerlos… pero eso es para otra reflexion.
agosto 13, 2009 a 11:40 pm
Remotamente cerca
Que tema!!!!!! y depende…. creo que una penitencia sirve para poner limitaciones a ciertas conductas…para explicar o demnostrar que toda accion tiene una consecuencia igual con todo mi respeto lo de la mandarina no creo que sea bueno….hay que reconocer que tiene que ver con las generaciones, en mi epoca tb las penitencias eran otras…Por eso creo que hoy en dia los adolescentes y jovenes (tb los niños) estan como estan pq las penitencias no existen, creo que lo ideal seria un equilibrio . Redondeando pq el tema da para filosofar largo, creo eb las penitencias bien implementadas y dandoles una explicacion del pq d ela misma ( igual no son garantia de nada , es decir, no garantizan un «buen hijo» me explico?). Eso si no creo en la violencia ni fisica ni verbal, eso genera peores actitudes. beso y buen finde
agosto 14, 2009 a 8:46 am
La Rusa
Vamos por partes, dijo Jack
A tu vieja se le fue la mano.
Mis viejos me torturaban (y podemos sacar el pretérito) psicológicamente con la culpa, y es un tema fresquito porque estoy justo justo viéndolo en terapia. Son cosas que parecen una boludez, pero de golpe te unen esas cosas con tu incapacidad de expresar tus deseos (a un superior, por ejemplo laboral) y empezás a replantearte mucho sobre tu papel de madre también.
Con la rusa chica intenté castigos y penitencias pero no me han funcionado. Primero porque tiene 2 años y 9 meses y no me capta mucho la noción de futuro y segundo porque las veces que lo intenté entrábamos en un espiral creciente de histeria (mutua) que decidí dejar castigos de lado y recurrir a otros métodos (ahora uso un cinto mas grande, jeje mentira)
Mi parámetro es la TV. Amenazo con apagarla, sacarla o cambiar de canal y obedece, mi pequeña adicta… No me gusta asustar con personas o personajes (tengo una amiga que se va a tener que ir a vivir a una isla desierta en diciembre porque se le dio por asustar a sus mellizas con papá noel) y probé con «la alfombrita de castigo» de los programas yanquies pero tiendo a cansarme después del 1254ª vez que la tengo que hacer sentar en la alfombrita, porque se raja
Yo espero no perjudicar de alguna forma a mi hija por mi forma de crianza, intento sopesar mis reacciones y siempre me quedo con que haga lo que haga, es lo que puedo y no tengo mala intención.
agosto 14, 2009 a 11:50 am
El Cíclope Catódico
La Rusa: «no me capta mucho la nocion de futuro» GENIAL… jajajajajaja… es MUY bueno!!!
agosto 14, 2009 a 1:09 pm
Martin
Hola
La idea y origen de la culpa es un concepto religioso relacionado casi completamente con el Catolicismo. Otras religiones reemplazan la culpa.
Para que exista un castigo hace falta una culpa, para una penitencia no hace falta culpa, si no incumplimiento o violacion de algo establecido.
Estoy completamente en contra de las culpas, son represivas, retrogradas y generan mas dudas que certidumbre.
La penitencia , exceptuandola de algun concepto religioso que tambien le pueda caber, son necesarias en muchos casos como manera de llamar la atencion y decir que algo hiciste mal.
Chupate esta mandarina!
agosto 16, 2009 a 11:32 pm
Alicia
Por lo que contás, no parece una penitencia muy acorde a la falta, hasta diría que no hubo falta. Es que acaso hay que ser siempre perfectos? No se puede fallar, nunca?
Las penitencias están bien, en el contexto que corresponde. Pero educar a un hijo en la creencia de que siempre hay que ser prefectos, es demasiada carga para ese hijo.
Me hiciste pensar que no me acuerdo que penitencias le ponía a mis hijos….jajaja que ídola,….ninguna? me olvidé! será otro truco de la mente? (lo leí…. que historia!)
un beso
agosto 17, 2009 a 2:16 pm
El Cíclope Catódico
comentario al margen… Esta medio raro en el blog entrar a los comentarios… desde hace una semana mas o menos tengo que hacer alguna pirueta rara para poder leer comentarios. Si cliqueo en la entrada solo me da la entrada sin los comentarios.
Te lo queria decir nada mas, por si era un problema o no se si soy yo el tarado.
agosto 17, 2009 a 9:16 pm
El Cíclope Catódico
ah… me parece que ya se que es lo que pasa… es que hay un largo blanco entre la entrada y los comentarios… se entro por la entrada creia que no me mostraba los comentarios, pero es que estan bastante mas abajo… si entro por comentarios, me manda directo a los comentarios, salteando el blanco… jejeje… perdon.
agosto 23, 2009 a 2:26 pm
mujeresdesincuentay
Hayyyy Ana ! Buenìsimo el post, la penitencia, me parece estar escuchando en este caso a mo Padre, siempre me faltaban 5 para el centavo a su parecer.
Beso
Cris
agosto 23, 2009 a 2:29 pm
mujeresdesincuentay
Ana, no encuentro la forma de colocarme como tu seguidora, me desìs me asesoràs, y te enlazo ?
Cariños Cris
agosto 23, 2009 a 8:44 pm
Martín
Eso de la penitencia es complicado, a veces, como quién dice “es peor el remedio que la enfermedad”, es decir, el castigo nos juega en contra. Pero bueno, en mi caso tuve la suerte que ya desde los 12 años no abusaron de la penitencia y me dejaron decidir y equivocarme y así aprendí muchas cosas.
Te dejo un saludo y me gustaron tus historias… ¡hasta la próxima!
agosto 24, 2009 a 12:40 pm
Magdelyn
Creo definitivamente que si… Cada penitencia es una lección de vida, algunas buenas otras no tanto pero siempre te ayudan a crecer como persona… Muchos quisieran tener alguien quien les de al menos un consejo…
septiembre 2, 2009 a 5:27 pm
Marta Alvarez
Los adultos tenemos la responsabilidad de ejercer la autoridad y de ponerles límites a los niños porque es un modo de cuidarlos. Si haces la tarea te compro chocolates”. Esto implica adiestramiento, no aprendizaje. ¿Se los recompensa por hacer lo que deben? ¿Esto no estará generando especulación?.
+
Y muchas gracias por la visita a miblog,
Saludos
septiembre 8, 2009 a 2:27 pm
Su
Ana, creo que tu mama consiguio lo que queria, y la penitencia cumplio su objetivo. Tu mama no queria q comas mandarinas, queria q fueras buena alumna!!!!! y que no le jodas sus vacaciones !!!! Alguna otra vez te sacaste una nota baja ??Te llevaste alguna materia a Marzo ????
Hoy como madre, me replanteo las penitencias, no soy de ponerlas, prefiero conversar y educar con el ejemplo. Si veo q estan haciendo algo equivocado, se los marco, lo explico, una y otra vez, pero tambien les ensenio q la paciencia tiene un limite. En casa hay reglas claras, hay parametros por donde pueden transitar, y si se pasan de la raya…….. lamentablemente les gustan las mandarinas !!!!!
Su
noviembre 22, 2009 a 1:11 pm
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yo creo q las penitencias NO sirven si no se explica o se analiza la situacion previamente. Tngo 16 , casi 17 años, y sigo contestando IGUAL q cuando tenia 10 , 11 , 12 años. No cambie nada. Y las mil y un penitencias que me debo haber comido. NO salidas, NO compu, NO NO NO NO. La penitencia genera a veces que por querer vengarte termines haciendo de nuevo lo mismo. Eso genera otra penitencia que genera màs odio, y haces lo mismo y no te importa mas nada por que sabes qe lo que va a venir es de nuevo: PENITENCIA Y HACER D ENUEVO LO MISMO, SALIRTE CON LA TUYA DE NUEVO AUNQE DESPUES VENGA OTRA PENITENCIA, PERO SIEMPRE VAS A HACER LO MISMO.
Mi mama me daba una salida al boliche por mes y si contestaba mal la perdía. Por un tiempo deje de contestar, no se como, pero despues empeze de nuevo. Es como que, dejas de contestar para q no t saqen cosas, pero NO PORQE HAYAS APRENDIDO ALGO. y eso esta pesimo.
La mejor forma de educar es hablando y despues de la charla largarlo al hijo para ver si aprendio.