Pensábamos alquilar un auto para ir hasta Essaouira, en la costa, y desde ahí bajar hacia el sur, pero decidimos que mejor íbamos en micro que era, además, mucho más barato.
Viendo como se maneja en Marrakech, y que la idea de entrar en los pueblitos que fuéramos pasando se podía complicar un poco por el idioma y lo precario de esos pueblos, cambiamos de idea. Después nos dimos cuenta que había sido una buena decisión.
A medida que nos alejábamos de Marrakech, el medio de transporte más usado pasó de ser motos y bicicletas, a burros. Los autos destartalados seguían viéndose por todos lados, pero cada vez veíamos más burros… hasta burros estacionados delante de un bar!
En el camino, comprobamos que la ley de tránsito es clara: es la ley del más grande, y eso manda. Si se ve venir un micro de frente, aunque esté en la mano que no le corresponde, hay que hacerse a un lado y salirse de la ruta, no importa de quien sea la prioridad de paso!… hacete a un lado!!… Los pueblos por los que pasamos apenas tendrían cinco cuadras de largo, sin embargo, todos tenían una mezquita. Parar en cualquiera de esos pueblos hubiera sido como ser intrusos en el lugar equivocado.
Pasamos por zonas donde se veía que estaban trazando nuevos poblados. Lo primero que se veía levantado, además del dibujo de las calles, cuando todavía no había nada más construido, eran las mezquitas, a veces solitarias en medio de la nada.
Dos horas y media de micro, con una parada técnica para tomar algo, y llegamos a Essaouira, una ciudad antigua que tiene un centro histórico, la Medina, nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La Medina es una ciudad chiquita, fortificada, rodeada por un paredón altísimo y gigantesco en el que se pueden ver todavía los cañones, con cuatro puertas de entrada. Nada más entrar, uno se siente transportado a siglos atrás: no hay autos ni edificaciones modernas, y todo es paredes blancas con marcos y ventanas celestes.
Después del ritmo frenético de Marrakech, era como estar en el paraíso. Fuimos hasta el hotel que habíamos elegido, caminando por callecitas con mucho encanto, por donde por supuesto, nos perdimos… pero preguntando se llega a todos lados y lo encontramos.
El hotel, un típico riad: una construcción compacta y cuadrada de cuatro pisos, donde todas las habitaciones dan a un espacio central, abierto, que hace de chimenea, y mantiene la casa fresca y ventilada, no importa cuanto calor haga fuera. De todos modos, corroboramos lo que escuchamos decir: Marruecos es un país frío con sol muy fuerte, y aún estando en África, nunca hizo calor, ni siquiera de día, y de noche hacía frío. La playa, con demasiado viento y el mar helado me hizo acordar a las playas argentinas.
Tan linda es la Medina, con solamente tres calles principales y un montón de callecitas curvas, que decidimos quedarnos ahí, y no seguir hacia el sur. La sensación era de mucha tranquilidad, y que pasara lo que pasara, era imposible perderse. Mucho silencio, que deja escuchar el ruido del mar, y desde la terraza del hotel, donde todas las mañanas tomábamos el desayuno tratando de que las gaviotas no nos robaran nada de la mesa, se podía ver el mar y todos los techos de la Medina.
La playa, por la época del año y el viento, era imposible para tomar sol, y nos dedicamos a otras cosas: caminar, conocer cada rincón de la Medina y andar por ahí.
Tanto andar por ahí, nos fuimos a andar en dromedario, y nos enteramos que camellos y dromedarios son animales distintos: el camello tiene dos jorobas y el dromedario una. También que van en caravana y no se puede ir uno al lado del otro: uno es guía, los otros lo siguen.
Cuando uno es chico, lleva a los chicos a andar en pony… cuando uno es grande… en dromedario!
12 comentarios
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agosto 21, 2012 a 12:50 pm
winnie0
Me ha encantado tu reportaje…Eso sí me ha dado un poco de calor el asfalto y el sol y es que en Madrid hoy no hay quien lo aguante! Un beso
agosto 21, 2012 a 7:28 pm
Ana
Ustedes allá están con mucho calor… acá pasados por agua!… en cualquier momento nos sale moho!
besos
agosto 21, 2012 a 5:54 pm
Myriam
¡Qué viaje más interesante!
Ya me imagino a los borricdos estacionados en las puertas de los bares… ¿les sacaste fotos?
Lo de la ley del más fuerte en el tráncito… un poco como me sentí en Buenos Aires, después de haber vivido 9 años en Estocolmo…
Alucinante montar en dromedario o camello ¿no? y cuando se empacan, se empacan jajjajajaja
Besos
agosto 21, 2012 a 7:30 pm
Ana
no llegué a sacarle fotos, porque iba en el micro y pasamos velozmente… ni a las cabras subidas a los árboles… porque iba subida al dromedario y no era tan sencillo manejarlos… jaaaa cabras con delirios de gato!!!
Cuando iba en el micro, no podía creer lo que hacía el chofer!!! hubiera sido suicida ir en auto nosotros solos!
Besos
agosto 21, 2012 a 5:56 pm
Myriam
y muy lindas las fotos
agosto 21, 2012 a 7:30 pm
Ana
Gracias!
agosto 23, 2012 a 7:43 pm
vesper
me encantan las fotos y el desayuno con la gaviota !!! que lindo .. nunca se me hubiera ocurrido que el mar era frio!
Besos
agosto 25, 2012 a 4:13 pm
Ana
Las gaviotas eran muy graciosas… robaban los pancitos, la manteca, los huevos y los panqueques, pero a la fruta le seguían de largo… colesterol puro tendrían! Beso
agosto 29, 2012 a 2:21 am
Lola
Menos mal que hiciste este paseo!!!!! Absolutamente imperdible!!! Si no lo leía acá hubiera pensado que tales fotos solo podían salir de un estudio cinematografico!
Me reí mucho con la frase final, pero nunca se me hubiera ocurrido ir a andar en dromedario, se ve que casi no les quedó paseo por hacer o experiencia que vivir (y eso está perfecto!)
Besos!
agosto 29, 2012 a 7:44 pm
Ana
mmmmmm …si, hicimos otra cosa, que resultó bastante inquietante!… de esas en las que te ves metida porque vas con un hijo ya grande!!!
Pero la experiencia entera fue genial, una semana inolvidable.
Besos
septiembre 4, 2012 a 2:38 pm
Asun
Conducir en Marruecos es una locura, conducen fatal. Recuerdo que a mí me llamaron mucho la atención algunas señales de tráfico (sobre todo Stop y Ceda el paso) que se veían por las carreteras. Eran como de cemento y gigantes jajajaja ¿Siguen existiendo?
Essaouira es una ciudad muy bonita y muy diferente del resto de ciudades marroquís.
Besos.
septiembre 4, 2012 a 8:36 pm
Ana
no me acuerdo de haber visto esas señales, pero quizas desde el micro no se podian ver facilmente. Essaouira es una ciudad lindisima! parece un lugar perdido en el tiempo. Besos