No trates de controlarlo todo…  Vos empujá el carro, que los melones se acomodan solos.

Hace poco lo leí por ahí…
Pero hay que tener cuidado por donde se mete uno, porque un minuto de distracción y no ve venir un lomo de burro o un pozo en el camino: los melones volaron por el aire!.

Uno empuja siempre el carro, al fin y al cabo es muy de uno, y ¿quién más interesado que uno mismo en empujarlo?…pero, no importa tanto lo bien que hagamos las cosas, o cuanto esfuerzo le pongamos, no hay garantía de éxito. Siempre hay variables que no podemos controlar, y menos modificar. A veces ni siquiera podemos controlarnos a nosotros mismos!…  y también depende de una buena cuota de suerte.

Queramos o no, la vida no nos pide permiso, y no todo termina siendo como uno pensaba o esperaba que fuera. No siempre la ecuación es proporcional: a mayor esfuerzo, mejor resultado. Podemos haber hecho un montón, y encontrarnos un día parados encima de la nada …  o no haber hecho nada en absoluto y sorprendernos con algo que jamás hubiéramos imaginado que nos iba a pasar 😉  . Mejor pensar que a veces se gana, y a veces se pierde, que no hay justicia divina, ni libro de quejas.

Por eso, si, seguir empujando el carro …  si los melones volaron por el aire, no queda otra… mientras uno los levanta quizás sirva repetírselo como un mantra: poné un poco más de cuidado, no trates de controlarlo todo… vos empujá el carro que los melones se acomodan solos. Las veces que sea necesario.

Y para vos …¿las cosas se acomodan solas, o somos nosotros que nos acomodamos a ellas?