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Después de dos semanas de licencia, ¿vacaciones? en las que dormí lo que no dormí en 20 años, volví al trabajo.

Con cero cafeína encima, reduje al 0,5% mi consumo de café, si antes parecía andar en avión a chorro, ahora parezco andar en monopatín. Si antes me hubiera puesto a mil por hora para sacar la parva de carpetas y cosas que encontré en mi escritorio, ahora me lo tomé con mucha calma, de a poco y sin apuro… non calentarum largum vivirum … y así se me pasan las horas, hasta miro la pila de carpetas con cierto cariño. Sin tiempo de leer el diario, ni revisar mi correo, trabajo como en otra dimensión… ¡ojalá me dure!.

Así, se me pasó por alto el Newsletter del colegio, que puntualmente llega el 29 de cada mes, como los ñoquis, con todas las novedades de una comunidad que cumplió como mil años. Allí me entero de los últimos eventos, reviso las ofertas laborales, nunca se sabe por donde puede aparecer el cambio, veo a qué promoción le toca el desayuno, almuerzo o cena en el colegio, conozco algunos emprendimientos de ex-alumnos mientras me sorprende tanta creatividad ajena, me entero que Fulanita (prom.92) se casó con Menganito (prom. 90)… que sean muy felices!… que nacieron Kiara, Teo o Félix, mientras pienso que si hubiera una sección con las bodas de plata  estaría vacía, porque a esta altura estamos todos divorciados…  paso de largo la parte del fondo para alumnos con problemas coyunturales y no estructurales, porque pienso que debería ser totalmente a la inversa…leo la frase del mes, que a veces esta buena…. Lo perfecto es enemigo de lo posible… me entero de la muerte de algunos que ni siquiera conozco, a todos nos llegará  ese momento, y de muchas otras novedades de la gente y del colegio al que fui siglos atrás.

Pero este mes, quedó a la espera de más tiempo para leerlo.

Y de pronto, en medio de la calma y de una planilla excel de esas que me divierten, entra un mail de una amiga con cuatro palabras fatales: “Se murió Mercedes M., sabías?”… Mercedes, con quien estuve hace menos de dos meses en Dominicana! se me para el corazón… trato de ubicar a la portadora de la mala noticia, para que me diga que pasó… si estaba más saludable que vos y yo juntos… ¿la habrá agarrado un huracán del Caribe?… ¿la habrá achurado el marido cuando recibió el resumen de la tarjeta de los días que estuvimos en la playa?… ¿habrá habido un ataque terrorista a la embajada americana y no me enteré?.. Pienso en las chicas, que son tan chicas, y la madre que está sola en Buenos Aires, y me angustio, hasta que ubico a la que pasó el dato y me dice que está en el Newsletter del colegio… ¿es ella?

Busco desesperada el Newsletter, y lo encuentro: Mercedes M., q.e.p.d, murió… pero es otra, mismo nombre, mismo apellido, mismo colegio… otra persona. Algunos pueblos de la antigüedad, tenían la costumbre de exigir la muerte del portador de malas noticias… mi amiga zafó!

Mercedes! Te alargamos la vida!

Y vos, ¿tenés alguien que anda por la vida con tu mismo nombre y apellido?

Doppelgänger: (el doble fantasmagórico de una persona viva, traducido como doble andante), pertenece a las mitologías nórdica y germánica, y no suelen ser de buen augurio para quien lo vea. No suele tener sombra propia ni suele reflejarse en los espejos ni la superficie del agua. Popularmente, se cree que son portadores de malas noticias para quien sufra dicho encuentro: generalmente, le anuncia su propia muerte y, en menor medida, una enfermedad inminente.

Finalmente,  llegó el día de volver!

Cuando empecé a pensar en estas vacaciones, ya varios meses atrás, el proyecto era otro. Pedí el permiso para salir del país con un plan distinto en la mente, pero la vida es así…  hay que dejarse sorprender y animarse a más! Vale la pena.

Viajé a reencontrarme con una amiga, y ese encuentro fue especial, para ella y para mí.

Para ella, que se animó a volver a extrañar y a ponerse en contacto con muchas cosas bien guardadas en la memoria. Además de todo lo que hicimos, nos divertimos escuchando a Banana Pueyrredón y muchas otras canciones que fueron parte de esa época que vivimos juntas  y nos remontaron mil años atrás… éramos tan chicas!

Para mí, que pude disfrutar cada momento de este viaje, conocer otras costumbres y otras realidades,  y vivir de adentro como es llevar  adelante una familia lejos de casa, en otro ambiente. Sentimos, las dos, que no importa la distancia ni el tiempo que pasó, seguimos riéndonos y compartiendo esos códigos que se manejan entre gente que creció junta, que difícilmente se encuentre fuera, en otro ámbito.

Hice empanadas (muchas!!!). Bailé tango. Viajé en guagua, y también con chofer. Caminé por una ciudad totalmente nueva para mí. Hice snorkeling. Nadé y pasé horas sola en la playa, y descubrí que también se puede pasar así momentos perfectos y felices. Pensé mucho. Estuve con mucha  gente de distintos países, hablé otros idiomas, escuché una banda de música country, y otra que tocaba a Maná y a los Rodriguez … estuve en lugares muy serios, y también en otros muy conocidos, fui al cine, comí asado argentino, y viví unos días como viven los gringos.

Me hipnoticé con los atardeceres en la playa, y los tengo grabados en la memoria, aunque también en fotos.

La playa, el atardecer y yo.   (si! …  soy yo!)

Ahora, a seguir trabajando. Mientras empiezo a pensar (juntar euro sobre euro!!) en mis próximas vacaciones:  Francia, a visitar al monstruo!

Y vos, ¿ya estás pensando en tus próximas vacaciones?

Cuando era chica, hace mil años!, mis padres llegaron un día a Pinamar, que todavía era medio páramo: muy chiquito,  con calles de arena y barro, y se enamoraron del lugar.  A partir de ese momento, todas las vacaciones las pasábamos ahí. 

En esos eneros pasados allá, la diversión era buscar los patines  después de la playa, y pasarme la tarde entera en la pista de patinaje, que era bien de pueblo: rudimentaria, con mesas de metegol  y un altoparlante que pasaba música a todo volumen, hasta la noche, cuando aparecían mis padres a buscarme.  Sin sacarme los patines, iba patinando por Bunge, una de las dos únicas calles asfaltadas, hasta donde a veces íbamos a cenar.

En esas tardes de patines, encontré a Mercedes, que iba al mismo colegio que yo, aunque era una año más chica y estaba en otro curso. Nos hicimos muy amigas, y fuera en Pinamar o en Buenos Aires, pasábamos mucho tiempo juntas.  Compartíamos en el colegio el libro de francés, el de Mauger, y nos escribíamos cosas en los márgenes…  era más lo que había para leer en esos bordes de cada hoja que en todo el libro entero.

Fuimos creciendo, Mercedes se puso de novia con un tal Henky (supongo que Enrique?) mientras yo moría de amor por otros dos y estaba enamoradísima de ellos, dependiendo del día y del lugar,  hasta que un día se me cruzó un saxofonista que borró tanto amor platónico de un plumazo,  y me quedé con él, para horror de mis padres…imaginate!saxofonista, y como 7 años mas grande…  un espanto!!!!.

Los padres de Mercedes, gente de soluciones drásticas, no muy conformes con el novio, terminado el colegio le propusieron ir unos meses a USA a casa de unos parientes, algo así como poner distancia,  y ella, ni lerda ni perezosa, agarró viaje. Por supuesto que fue el final de la historia con Henky, y el principio de una vida diferente para ella.  Mis padres, mas conservadores quizás, o menos arriesgados, ni pensaron en hacer lo mismo, y entregados a los designios del destino, no me ofrecieron ningún viaje.   Deberíamos haberlo hecho, me dice hoy mi madre!!!!:   aunque lo del saxofonista duró lo que tuvo que durar, quizás hubiera sido otra la historia…. nunca lo sabremos!

Mercedes volvió, con nuevas ideas en la cabeza, estudió, se recibió, y se volvió a ir.  Se casó con un gringo, a quien por trabajo viven destinando a diferentes países,  y cada tanto, digamos cada 10 años, se da una vueltita por acá y se deja ver. La última vez que nos vimos, fue en el 1999. Mientras, cada mil quinientos años quizás, nos habremos escrito uno o dos mails.

Lo último que supe de ella, es que estaba en Bolivia… hasta hace menos de una semana, cuando de pura casualidad,  me enteré que ahora está en República Dominicana.

Lo que siguió, fue vertiginoso. Mail, llamado y propuesta:  Venite!

– No quiero complicarte la vida … tenés lugar???…   Todo ok con tu marido?

Habitación y baño de huéspedes, chofer para lo que quieras, y si llegás tal día, justo hago una mega fiesta en mi casa,  y al día siguiente mi marido se va por trabajo toda la semana! Te imaginás????…. Ni lo dudes, Venite!.

Ni lo dudé. En una hora, todo definido: permiso, fecha, pasaje,  y con quién!  Vacaciones en República Dominicana!!!.  Sorpresas te da la vida!!! ….

Y vos, ¿mandarías a un hijo lejos, con el fin de poner distancia con quien no te parece «adecuado»?

Gracias por todos los lugares sugeridos en el post anterior… tomé nota!

Compañera de buenos momentos!!!!!

Viva el wash and wear!

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